El pasado 8 de agosto, la revista "Proceso" publicó un reportaje sobre los huérfanos surgidos por la guerra contra el narcotráfico de nuestro Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El reportaje realizado por Marcela Turati, se centra, más que nada en Ciudad Juárez donde la ola de violencia, gracias a esta guerra, lejos de disminuir, ha ido en aumento, donde cerca de 10 mil niños han quedado huérfanos al perder a su padre en algún enfrentamiento referente al narcotráfico.
Cabe señalar que solo en esta Ciudad han sido asesinadas 6 mil 230 personas desde el 2007, el 90% de estas víctimas eran hombres, por lo tanto muchos niños han quedado huérfanos de padre.
Niños que quedan con profundas heridas y fuertes sentimientos de rencor y venganza.
“Cada “baja” significa una vida cancelada, proyectos inconclusos, sueños y corazones rotos. Detrás de esas cifras sin rostro hay familias rotas, mujeres viudas, infantes huérfanos” dice la escritora.
Al parecer al gobierno federal le interesa mucho frenar a estos grupos de delincuencia organizada, y acabar con los principales líderes de este negocio, pero al parecer no se preocupa por qué hacer después atrapar o matar a alguno, no se preocupa por controlar las disputas subsecuentes entre estos mismos grupos por el poder y el territorio.
Tampoco se preocupa por estas víctimas secundarias a esta guerra, que a causa de ella no solo han perdido a un padre, sino también toda seguridad, confianza, sueños y esperanzas y probablemente hasta su infancia.
Por lo que no se ha molestado en siquiera voltear y ofrecer algún tipo de ayuda psicológica a estos niños que lo han perdido todo gracias a su guerra. Afortunadamente esta realidad no es irrelevante para todos, y hay organizaciones civiles que ofrecen terapias colectivas a estos niños donde les ayudan a procesar su dolor, a que no lo encapsulen y que no se convierta en veneno que les amargue su alma.
Estos grupos día a día van en aumento, por que diariamente mueren un promedio de 9 personas atrapadas en las disputas del narcotráfico.
Estos grupos se preocupan de estos niños sin hacer ningún tipo de distinción entre la profesión de sus difuntos padres, ya sea que hayan sido, policías, miembros del ejército o narco menuditas, ahí no se hacen distinciones entre los “buenos” y los “malos” como las que aplica el gobierno federal
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