Ese era el encabezado de una fotografía que fue tomada en un pueblito de Bolivia, lugar donde la gente acostumbra a masticar hojas de coca. Y esta tradición viene de muchos años atrás, ya que se usaba en la alimentación, rituales y otras actividades de las culturas andinas.
La hoja de coca se almacenaba en lugares especiales a los que poca gente tenía acceso para usarse en tiempos de guerra, mientras que en tiempos de paz era distribuida entre los indígenas nativos del lugar para aliviar las necesidades de la población en caso de escasez de alimentos.
Además de esto la coca servía como instrumento de cambio en ausencia de moneda, cuando los españoles llegaron a esta zona del continente, conocida como Tahuantinsuyo, se percataron de la existencia de cultivos de coca, tomando interés por esta y decidiendo investigar sobre sus características, efectos, usos, valor etc. Esto levantó opiniones encontradas y conflictos sobre el aceptar que los indígenas siguieran consumiendo o prohibirla, ya que un grupo ligado al clero la llamó “hoja del diablo”, por su relación con prácticas mágicas o religiosas, sin embargo tiempo después los españoles decidieron que también para ellos representaba beneficios, ya que podían comercializarla y usarla como alimento para los esclavos por su alto valor nutritivo.
Platicando con un amigo boliviano, me explicó que en la actualidad la hoja de coca sigue siendo consumida en Bolivia, sobre todo en las partes más altas donde sigue siendo considerada sagrada y otro uso que en la actualidad le dan los mineros y obreros de un pueblito boliviano llamado “Potosí” es para medir sus jornadas de trabajo, ya que el efecto de la coca dura alrededor de cuatro horas, así que después de haber masticado dos veces la hoja de coca y sentir que el efecto pasó, habrán cumplido su jornada laboral de 8 horas.
Podemos ver que la hoja de coca, como muchas otras drogas que tienen un origen natural, ha tenido un uso distorsionado ya que en lugar de ser utilizada para beneficio de nosotros ha sido procesada y utilizada en contra, pienso que deberíamos tomar en cuenta y usarla para cosas más productivas que simplemente drogarse.
La hoja de coca se almacenaba en lugares especiales a los que poca gente tenía acceso para usarse en tiempos de guerra, mientras que en tiempos de paz era distribuida entre los indígenas nativos del lugar para aliviar las necesidades de la población en caso de escasez de alimentos.
Además de esto la coca servía como instrumento de cambio en ausencia de moneda, cuando los españoles llegaron a esta zona del continente, conocida como Tahuantinsuyo, se percataron de la existencia de cultivos de coca, tomando interés por esta y decidiendo investigar sobre sus características, efectos, usos, valor etc. Esto levantó opiniones encontradas y conflictos sobre el aceptar que los indígenas siguieran consumiendo o prohibirla, ya que un grupo ligado al clero la llamó “hoja del diablo”, por su relación con prácticas mágicas o religiosas, sin embargo tiempo después los españoles decidieron que también para ellos representaba beneficios, ya que podían comercializarla y usarla como alimento para los esclavos por su alto valor nutritivo.
Platicando con un amigo boliviano, me explicó que en la actualidad la hoja de coca sigue siendo consumida en Bolivia, sobre todo en las partes más altas donde sigue siendo considerada sagrada y otro uso que en la actualidad le dan los mineros y obreros de un pueblito boliviano llamado “Potosí” es para medir sus jornadas de trabajo, ya que el efecto de la coca dura alrededor de cuatro horas, así que después de haber masticado dos veces la hoja de coca y sentir que el efecto pasó, habrán cumplido su jornada laboral de 8 horas.
Podemos ver que la hoja de coca, como muchas otras drogas que tienen un origen natural, ha tenido un uso distorsionado ya que en lugar de ser utilizada para beneficio de nosotros ha sido procesada y utilizada en contra, pienso que deberíamos tomar en cuenta y usarla para cosas más productivas que simplemente drogarse.
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